La evolución de -
NGI
V-en iberorromance
En los grupos [ɡj] intervocálicos del latín vulgar, la fusión gestual entre la [ɡ] y la yod resultó en castellano en una obstruyente palatal sonora (v.gr. EXAGIUM > ensayo; FAGEAM > haya; FUGIO > huyo; PLAGEAM > playa). Esta obstruyente ha sido descrita tradicionalmente como la fricativa [ʝ] (Penny 2006, § 2.5.2.2) o la aproximante [j] (Ariza 2012, pp. 165-169; Lloyd 1993, p. 397; Menéndez Pidal 1941, § 533)11. No obstante, ninguna de estas propuestas resuelve satisfactoriamente la incógnita de cómo [dj, ɡj] latinovulgares pudieron dar lugar a /ʝ/ y /ts, dz/ (> /θ/) en castellano sin confundirse con la /ʒ/ salida de [lj] y [kl, ɡl] secundarias (v.gr. MULIEREM > mujer; OCULUM > ojo; TEGULAM > teja).
Frente a estos planteamientos, otros más recientes catalogan el resultado de [ɡj] como la oclusiva alveopalatal [ɟ]. Recasens (2011), retomando las observaciones de otros romanistas (Meyer-Lübke 1890, t. 1, § 403; Pope 1934, § 283 ss.), utiliza datos experimentales y comparativos para defender que las oclusivas (alveo)palatales [c, ɟ] fueron los antecedentes de las africadas tanto alveolares ([ts, dz]) como alveopalatales ([tʃ, dʒ]) en romance. Desde una perspectiva más dialectal y cronológica, Zampaulo (2013) aprovecha la oposición actual entre /ʝ/ y /ɟ/ (cayó /kaˈʝo/; calló /kaˈɟo/) en el español argentino de Corrientes y en el de la Amazonia peruana como evidencia para explicar por qué la palatal procedente de [lj] y [kl, ɡl] secundarias (/ʝ/) no se fusionó en el castellano de orígenes con la procedente de [j, jː, dj, ɡj, ɡe,i, ˈɛ] (/ɟ/), siendo posible que cada una de ellas siguiera evoluciones independientes.
Aceptando lo planteado por Recasens y Zampaulo, es presumible que en -NGIV-el grupo [ɡj] también desembocara en [ɟ], y que así se formara [ɲɟ]. De esta nueva secuencia se pudo originar la [ɲ] en catalán (ensunya) y en aragonés (espiña, espuña) por medio de un enmascaramiento acústico de la nasal sobre la oclusiva siguiente ([ɲɟ] > [ɲ(ː)]). Este proceso es idéntico al sufrido por otras secuencias de nasal + oclusiva sonora en romance, especialmente en los iberorromances orientales -cf. [mb] > [m(ː)], LUMBUM > cat. llom, UMBILICUM > arag. melico; [nd] > [n(ː)], DEMANDĀRE > cat. demanar, FUNDUM > arag. ant. fonno, SPONDAM > arag. ant. sponna; [ŋɡ] > [ŋ(ː)], SINGULOS > [ˈsiŋɡlos] > [ˈsiŋ(ː)los] > cast. sendos (Gutiérrez 2018; Badía Margarit 1951, § 803; Zamora Vicente 1967, pp. 236-237).
Con respecto a las africadas alveolares [nts] y [ndz] del astur-leonés (juncia y espuncia, escuncia) y del castellano (esponça, esponza), y a las africadas y fricativas alveopalatales [ɲ(t)ʃ] y [ɲ(d)ʒ] del gallego (> [ɲʃ], esponxa), portugués, aragonés, catalán y castellano (> [ŋx], esponja), se debe tener en cuenta que el punto de articulación específico de una consonante alveopalatal surgida de una oclusiva velar puede ser bastante variable en una misma lengua: dependiendo de factores como el hablante, el contexto o la posición prosódica, su punto de articulación puede ubicarse en la región alveolar, en la alveopalatal, en la mediopalatal o en la postpalatal (Recasens y Espinosa, 2006 y 2009). Este grado de variación intralingüística puede ayudar a comprender las múltiples alternativas evolutivas que se derivan, en romance en general y en castellano en particular, de la [ɟ] nacida tanto de -NGIV-como de -NGE,I-.
Efectivamente, las secuencias -NGE,I-han llegado usualmente a dos soluciones en castellano: [ɲ] (v.gr. cingere > ceñir; FINGERE > feñir; TANGERE > tañer) o [nts], [ndz] -después [nθ]- (*SINGELLUM > senziello, GINGIVAM > enzía; véanse Lloyd 1993, pp. 409-410, y Menéndez Pidal 1941, § 472b). A veces, un mismo étimo ha dado lugar a dobletes (FRANGERE > frañir y franzir; iungere > uñir y unzir; ringere > reñir y renzilla, de *RINGELLAM). En otros iberorromances como el asturleonés se ha producido el resultado [nd] para estas secuencias: FRANGERE > ast. frander, frender; GINGIVAM > extrem. endiva (cf. DEEH). Y fuera de la Península Ibérica, otras lenguas románicas manifiestan asimismo esta doble evolución de -NGE,I-: en italorromance constan varios dobletes en donde uno de los miembros tiene [ɲ] y el otro [ɲdʒ] (v.gr. fingere > fignere/ fingere; plangere > piagnere/ piangere; PUNGERE > pugnere/ pungere; véase Rohlfs 1966, § 256); en la Galorromania la alternancia es entre [nd] y [ɲ] (v.gr. FRANGERE > fr. fraindre, occ. ant. franher; IUNGERE > fr. joindre, occ. ant. jonher; PLANGERE > fr. plaindre, occ. ant. planher; cf. FEW)12.
Según esta gran variabilidad de las secuencias latinas -NGE,I-en su desarrollo, es asumible que las -NGIV-de AXUNGIAM y SPONGIAM pasaran primero a [ɲɟ] y que de este estadio se originaran en paralelo bien [nts], [ndz], o bien [ɲ(t)ʃ], [ɲ(d)ʒ]: [nts], [ndz] fue el desenlace para aquellos hablantes o dialectos en los que el punto de articulación de la alveopalatal [ɟ] era más anterior (AXUNGIAM > sant. [(eŋ)ˈxunθja]; salm. y extrem. [ˈhunθja]; SPONGIAM > cast. ant. esponça, esponza, ast.-leon. espuncia, escuncia), y [ɲ(t)ʃ], [ɲ(d)ʒ] fue el desenlace para aquellos otros hablantes o dialectos en los que el punto de articulación de la [ɟ] era más posterior (spongiam > gall. esponxa [esˈpoɲʃa]; port. [ɨʃˈpõʒa]; cat. [əsˈpɔɲʒə] y cast. [esˈpoŋxa]).
Por último, convendría detenerse en la posibilidad de que [nd] (enjundia, espundia, etc.) esté emparentada con -NGIV-. Como se acaba de comprobar más arriba, [nd] es la solución común para -NGIV-en francés (Pope 1934, § 293). No obstante, al utilizar [ɟ] y [ɾ] mecanismos articulatorios antagónicos, aquí el cambio de la alveopalatal [ɟ] en -NGIV-> [ɲɟ] a la oclusiva alveolar [d] está crucialmente motivado por el contacto con la rótica del infinitivo una vez que la vocal postónica sincopa; no en vano, la mayoría de los ejemplos de -NGIV-> [nd] en francés corresponde a infinitivos sincopados. Con todo, -NGE,I-> [nd] también ocurre sin entrar la alveopalatal en contacto con una rótica (cf. FRANGERE > ast. frander, frender; GINGIVAM > extrem. endiva). En estos casos, mucho más esporádicos que aquellos en los que hay una rótica involucrada, [ɲɟ] > [nd] puede deberse al incremento de la superficie de contacto entre el articulador activo y el pasivo. Dicho incremento está asociado a procesos de refuerzo articulatorio y puede traducirse en una extensión del contacto linguopalatal a regiones del paladar más anteriores. Ejemplos de esto son algunos dialectos galorromances, en los que [k] y [ɡ] en [ka] y [ɡa] iniciales de palabra se pronuncian notablemente adelantadas (Rousselot 1924, p. 607), o el coreano, en donde [t] y [n] se articulan como dentoalveolares cuando se encuentran al comienzo de dominios prosódicos superiores (enunciado y frase entonativa), pero como alveolares cuando se encuentran al comienzo de dominios prosódicos inferiores (frase fonológica, palabra y sílaba) (Keating et al. 2003).
Puesto que la posición de inicio de sílaba tras consonante heterosilábica en interior de palabra es, junto con la de inicial de palabra, una de las asociadas con frecuencia a procesos de fortalecimiento (Ségéral y Scheer 2008), parece factible que la secuencia [ɲɟ] salida de -NGIV-pasara a [nd] a través precisamente de un aumento de la magnitud del gesto de [ɟ] en posición postnasálica. Datos procedentes de algunos dialectos del español peninsular contemporáneo en los que la alveopalatal fricativa /ʝ/ se ha convertido en [d] en los contextos /#ʝV/ y /Vn.ʝV/ respaldan esta conjetura: hierro → [ˈdjero] (ALECant, mapa 993, hierro); yendo → [ˈdjendo] (ALECant, mapa 1174, yendo); yesca → [ˈdjeska] (ALECant, mapa 768, yesca), salm. diezca ‘yesca’ (DEEH, s.v. esca); inyección → [indiˈθjon] (ALECMAN, mapa FON-203, inyección).
Otra ventaja de plantear la evolución -NGIV-> [ɲɟ] > [nd] es que permite justificar mejor la convivencia en diversas áreas de la Península Ibérica de formas con [nd] y con [nθ] que tienen el mismo significado. En las provincias de Palencia, Burgos, Zamora, Salamanca, Ávila y Cáceres coexisten variantes de enjundia y esponja con [nd] ([(eŋ) ˈxundja], [ˈhundja], [ehˈpundja], etc.) y con [nθ] ([(eŋ)ˈxunθja], [ˈhunθja], [ehˈpunθja], etc.) (ALCyL, mapa 566, enjundia; ALECant, mapa 578, enjundia; Espinosa 1935, § 20)13. Ante esta situación, se podría pensar que -NGIV-> [ɲɟ] > [nd] > [nθ], pero fonéticamente el cambio [nd] > [nθ] se enfrenta a dos serios inconvenientes: la espirantización y el ensordecimiento de [d] tras nasal. Por el lado articulatorio, en posición postnasálica la constricción oclusiva en la cavidad oral necesaria para [d] es una prolongación de la configuración lingual creada para [n]; y por el lado aerodinámico, la liberación de aire a través del canal velofaríngeo requerida para la producción de la nasal favorece la vibración continuada de las cuerdas vocales durante [d] porque evita el incremento de la presión intraoral. Estos dos motivos hacen complicado sostener que la [d] deviniera contextualmente en una fricativa sorda tras nasal homorgánica, lo cual, en última instancia, no apoya que espuncia guarde filiación con espundia14. Por el contrario, estas dificultades para derivar [nθ] de [nd] sí prestan apoyo a la hipótesis de que el cambio -NGIV-> [ɲɟ] esté en la base tanto de [ɲ] como de [nts]/[ndz] (> [nθ]) y de [nd], lo que a su vez permite postular a AXUNGIAM y a SPONGIAM como los étimos de las variantes con estas soluciones en iberorromance.
Finalmente sobre este particular, un par de sugerentes derivados franco-provenzales de AXUNGIA, [ˈsonda] y [ˈʃʊnda], hallados en el valle piamontés de Val Soana (cf. FEW, s.v. axungia), podrían utilizarse para atestiguar -NGIV-> [ɲɟ] > [nd] en romances no iberorrománicos en virtud de su similitud con el cast. enjundia, el port. enxúndia, etc. No obstante, parece más probable que se trate de casos de desafricación de una [dz] preexistente, ya que en otros valles piamonteses y aostanos aledaños los descendientes locales de AXUNGIA tienen africada (v.gr. [ʃɔndza] en Rhêmes; [ˈʃʊndza] en Saint Marcel; [ˈsʊndʒa] en Brussons; [ʃuɲdʒa] en Bruzolo) y en el norte de Italia la desafricación en [z] o [d] de la africada [dz] procedente de i-y (-)ge,i-latinas es un fenómeno relativamente generalizado (genovés [ˈzeːna] ‘Génova’; veneciano rural [ˈðuɡo] ‘juego’; cf. Loporcaro 2011).
En conclusión, todos los datos presentados en esta sección avalan la idea de que AXUNGIAM y SPONGIAM, en cuanto que poseedoras de la secuencia -NGIV-, pueden ser los étimos de las variantes iberorrománicas de enjundia y esponja con [ɲ], [nts], [ndz] (> [nθ]), [ɲ(t) ʃ], [ɲ(d)ʒ] (> [Ṽʒ], [ŋx]) y [nd].
La evolución de -NGUL-en iberorromance
Las secuencias -NGUL-han desembocado en dos posibles resultados en castellano: [ɲ] o [ʎ] (v.gr. cingulum > ceño, cello; SINGULARIUM > señero; UNGULAM > uña) y [nd] (v.gr. coiungulam > coyunda; singulos > sendos)15. El primero de estos desarrollos conllevó la fusión articulatoria entre los gestos linguales correspondientes a [ɡ] y [l] en el grupo [ɡl] tras la síncopa de la -u-átona, y la posterior asimilación progresiva o regresiva en [ɲʎ] (-NGUL-> [ŋɡl] > [ŋɡʎ] > [ɲɟʎ] > [ɲʎ] > [ɲ] o [ʎ]). El segundo desarrollo consistió en la asimilación progresiva en [ŋɡ] provocada por el enmascaramiento acústico de la nasal sobre oclusiva, seguido del fortalecimiento de la lateral postnasálica en [d] (-NGUL-> [ŋɡl] > [ŋ(ː)l] > [nl] > [nd]) (Gutiérrez 2018). En coherencia con la hipótesis presentada en el apartado anterior, según la cual -NGIV-> [nd], se debe descartar que las variantes de enjundia y esponja que exhiben [nd] procedan de *AXUNGULAM y *SPONGULAM. Aunque en castellano -NGUL-> [nd] sí es posible, el intenso e irregular solapamiento entre las variantes con [nd] y las variantes con [nθ] en las mismas áreas geográficas hace suponer que ambas se deben a evoluciones fonéticas diferentes a partir de un mismo étimo con -NGIV-, a saber, AXUNGIAM O SPONGIAM. En lo referente al gallego, aquí sólo consta un ejemplo con [nd]: espundia ‘tumoraciones que le salen a las vacas en el vientre y la ubre’ y ‘verrugas’ en el municipio orensano de Gudiña (cf. TLPGP). La evolución regular de -NGUL-en gallego es a [ɲʎ], no a [nd], por lo que se puede sospechar que este solitario espundia hallado, además, en una de las comarcas más orientales de Galicia es una importación de alguno de los iberorromances situados más al este.
Dejando, pues, [nd] de lado, el resto de evoluciones de -NGUl-([ɲʎ] y [ʎ]) encaja con los dos tipos de variantes de enjundia y esponja predominantes en el occidente peninsular (port. ant. enxunlha; port. enxulha; gall. enxunlla, enxulla, ensulla). Tal coincidencia entre esas soluciones de enjundia y esponja con [ɲʎ] o [ʎ] en gallego y portugués con la zona donde precisamente las secuencias -NGUL-de otras voces latinas suelen desarrollarse en [ɲʎ] o [ʎ] -v.gr. *ANGULAREM > gall. anllar, allar; CINGULUM > gall. cenllo, SINGULARIUM > port. ant. senlheiro; singulos > gall. ant. senllos, port. selhos; UNGULAM > gall. unlla (cf. DEEH; García de Diego 1978, p. 70; Williams 1962, § 926)- no puede ser casual, sino que responde seguramente a que estas variantes proceden de *AXUNGULAM y *SPONGULAM.
Ante esta concurrencia territorial, la asunción de Corominas (DCECH, s.vv. chuleta y esponja) de que todas las variantes de enjundia y esponja en iberorromance son descendientes de AXUNGIAM y SPONGIAM pierde fuerza: razonar enxulha como una disimilación entre las nasales [n] y [ɲ] de un hipotético *enxunya, y espulha como consecuencia de una analogía de esponya con unlha parece un tanto ad hoc dadas las circunstancias. Es cierto que existen ejemplos de intercambios entre [ɲ] y [ʎ] que justificarían enxunya > enxulha -v.gr. [ɲ] > [ʎ]: seminia > semilla, Guillermo > Guiñermo; [ʎ] > [ɲ]: DIABOLUM > sant. diaño (García Lomas 1966), cat. dianya (cf. DCVB, s.v. diable)-, pero estos intercambios no explican la escisión de una consonante como [ɲ] en una secuencia de dos consonantes como [ɲʎ] en estas formas gallegas y portuguesas.
Igual de problemática, pero en el sentido contrario, es la pretensión de García de Diego (DEEH, s.vv. *axungula y *spongula) de que *AXUNGULAM y *SPONGULAM sean la fuente de las formas con [nθ], [ŋx] y [ntʃ] (véanse supra 3b y 5b). En primer lugar, este autor sitúa [nθ] como producto tanto de SPONGIAM (la africada alveolar del cast. ant. esponza hubiera evolucionado a la fricativa interdental) como de *SPONGULAM (leon. espuncia; extrem. espuncia). La causa podría estar en que García de Diego hubiera aceptado la propuesta de Espinosa (1935, § 20), conforme a la cual la terminación -úncia en juncia y espuncia se debe a una analogía sobre enjundia y espundia para acomodar sus terminaciones -úndia a un patrón fonético más habitual en castellano (pronuncio, renuncio, anuncio). De ser así, estas variantes salmantinas y extremeñas con [nθ] -a las que se podrían sumar las de Santander, Palencia, Zamora, Burgos, Ávila y Segovia recogidas en el ALCyL y en el ALECant- vendrían de [nd]. De todos modos, Espinosa parte en su estudio de AXUNGIAM y SPONGIAM, cuyas secuencias -NGIV-, al igual que las -NTIV-de PRONUNTIO > pronuncio, renuntio > renuncio y ANUNTIO > anuncio, son evolucionables a [nθ]. Por esta razón, y por las complicaciones fonéticas ya señaladas en el apartado anterior que entraña el cambio [nd] > [nθ], es más aconsejable no recurrir a [nd] como estadio intermedio entre -NGIV-y [nθ], sino traer [nθ] directamente de -NGIV-.
Otro de los resultados vinculados por García de Diego a *SPONGULAM es, en segundo lugar, [ŋx], que implica el estadio previo [ɲʒ] (y [ɲʃ]). A falta de más detalles, es presumible que García de Diego, considerando el comportamiento de los grupos secundarios [ɡl] intervocálicos (v.gr. COAGULUM > cuajo; REGULAM > reja), derivara [ɲʒ] de [ɲʎ] (-NGUL-> [ŋɡl] > [ŋɡʎ] > [ɲɟʎ] > [ɲʎ] > [ɲʒ]). Sin embargo, no hay evidencias, más allá del propio caso de esponja, de que los grupos [ɡl] de las secuencias [ŋɡl] se desarrollaran en castellano hacia la fricativa [ʒ]; por el contrario, estos grupos van a parar normalmente a [ɲ] y con menos frecuencia a [ʎ] y [nd]. Siendo esto así, y en vista de la abundancia de [ɲ(t)ʃ] y [ɲ(d)ʒ] a partir de -NGIV-en gallego, aragonés y catalán, parece recomendable situar el cast. esponja en la órbita de SPONGIAM, en vez de en la de *SPONGULAM.
En este sentido, otro argumento complementario para defender que SPONGIAM es el étimo del castellano esponja lo tenemos en el área gallego-portuguesa. En esta zona, que es en donde con más intensidad se manifiestan las soluciones [ɲʎ] y [ʎ] a partir de -NGUL-, se encuentran desde el siglo xv formas con grafías que denotan una [ʒ] -gall. esponsa (cf. TMILG); port. sponia (cf. Cunha 1994)- y cuyo significado no es el de ‘verruga, tumor o úlcera de las ganaderías’, sino el de ‘esponja’, es decir, ‘utensilio para absorber líquidos’. Estas formas, con este significado, son los antecedentes claros de las actuales esponxa [esˈpoɲʃa] en gallego (con ensordecimiento de la sonora), y esponja [ɨʃˈpõʒa] en portugués. Estas evoluciones se corresponden con las experimentadas por otras palabras con la secuencia [(ŋ)ɡjV] en los iberorromances occidentales -v.gr. ANGELUM > gall. anjo, anxo [ˈaɲʃo]; pulegium > gall. poenjo, poenxo, poexo [poˈeʃo]; RIGIDUM > gall. rejo, rexo [ˈreʃo] (DPLG; Mariño Paz 2017, § 2.2.1.1.3); angelum > port. anjo [ˈãʒu]; fugio > port. fujo [ˈfuʒu]; rigidum > port. rijo [ˈʁiʒu] (Williams 1962, § 897). Tanto esta correspondencia fonética como la marcada disparidad entre los significados de las soluciones con [ʒ]/ [ʃ] y los de las soluciones con [ɲʎ] y [ʎ] muestran suficientemente que el gall. esponxa y el port. esponja tienen que estar relacionados con spongiam y no con *SPONGULAM.
Para terminar, [ɲtʃ], atestiguado en el ribagorzano esponchar. En los iberorromances orientales (aragonés y catalán), los grupos [kl] y [ɡl] tras consonante se mantienen inalterables (Zamora Vicente 1967, p. 248). Una idiosincrasia del ribagorzano es que estos grupos llegan a palatalizar (v.gr. CINGULAM > singlla; cf. Haensch 1961-62), pero no avanzan más allá. Por esta razón, podría ser más adecuado admitir que esponchar procede de SPONGIAM, sobre todo si se tiene en cuenta que su cognado en valenciano -variedad situada también en la Iberorromania oriental- es pronunciado con la africada alveopalatal sorda ([esˈpɔɲtʃa]) (cf. DCVB, s.v. esponja).
En resumen, -ngules la fuente de [ɲʎ] y [ʎ], que son los resultados predominantes en el occidente de la Península.