Resumen
En 1904, gracias a una reseña sobre el libro de Juan Ramón Jiménez, Arias tristes (1903), el pope del modernismo hispánico, Rubén Darío, popularizó el tópico de la "tristreza andaluza". Era una forma de definir el tono de la literatura de los escritores modernistas del sur de España. Sin embargo, la actitud de Darío no fue de promoción, sino más bien de constatación de una realidad literaria que ya se había ido gestando en los últimos años del siglo XIX. Describir someramente la gestación de esa realidad es el objetivo del presente artículo.